“Al otro lado del pensamiento: Nëgax winmaany” es una nota breve de filosofía, publicada en el Círculo de Filosofía Mexicana, el cual tiene como problema la idea de nación, a partir de la traducción de conceptos del mixe al español. Para ello, me pareció interesante hacerlo a partir de un poema de la escritora ayuuk Rosario Patricio Martínez. Así cruzar los límites entre filosofía y poesía, ir al otro lado. La reflexión gira alrededor de estos tópicos, pero también sobre las problemáticas sociales.
Por supuesto, este ensayo puede verse a la luz de mis estudios de la discursividad. Un tema en el que he abundado, que trata sobre la expresión en lengua originaria, los discursos en español para los otros y, propiamente, la discursividad, la expresión para sí entre las personas de los pueblos originarios, pero en castellano. Esto último con los problemas epistemológicos que se desprenden de la interpretación cultural y la traducción por convención social.
Nëgax winmaany: Al otro lado del pensamiento. Fragmento del artículo
Los reclamos se han dejado oír en el último siglo con la expresión: “¡Exigimos justicia!” Pero, ¿qué esconde semejante expresión? Hemos aprendido a repetir algunas ideas, por ello, insisto, ¿estaremos entendiendo lo mismo?
La poeta ayuuk Rosario Patricio Martínez titula a su poema “Mëj käjp ayo’on” en español como “Nación de injusticia”.
Mëj käjp ayo’on
Në’ëpmyëët ja’ poj ayuujk tëë
taktsoony, tëë et näxwiiny tnënijkxy ta
jam t’ëskë’yaky ku ka’öy jä’äy tëë
ayo’on taknäxkëdä’äky, ak mëët
o’ojkë’n taknäxkëtä’äky
Nación de injusticia
El viento, salpicado de sangre, ha
llevado el mensaje fatal a la
naturaleza sobre el tirano que ha
aterrizado lágrimas, dolor, furia
y expiración.
Leído en español, no parece tener equívocos; leído en ayuuk, sí tiene un problema.
Sí, “nación” podría ser sinónimo de pueblo, si se piensa en la homogeneidad cultural e incluso lingüística. Con mayor seriedad, sabemos que una nación puede contener diferentes pueblos y culturas. Justo viene lo interesante. La autora en español, da a entender al pueblo/nación México (la que nos engloba a todos), pero en la lengua indígena no define a qué pueblo se refiere, sólo dice que es un pueblo grande.
Podemos sacar de esto dos premisas: una, la funcionalidad de los enunciamientos en español para el otro (sacar ventaja, endulzar el oído, estrategia discursiva); dos, el problema epistemológico que surge entre las lenguas indígenas y el español, en cuya traducción se ocultan los problemas sociales y su solución. La ruptura está justo aquí.
Publicado en: Círculo de Estudios de Filosofía Mexicana, el 12 de marzo de 2017.
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