Título del ensayo:
El discurso de la dominación en la discursividad indígena
Resumen:
En este trabajo se reflexiona sobre el discurso de la dominación, en el cual al indígena se le etiqueta como “dominado”; discurso que también ha puesto al indígena como personaje central de la rebelión latinoamericana. Sin embargo, el análisis que se propone es la de mostrar que su camino es más intrincado que un concepto por el que se le conoce. La filosofía indígena muestra que dicha complejidad tiene un sentido más amplio que el expresado en español.
Extracto de ensayo “El discurso de dominación…”:
En la cima se lee el tiempo venidero
En la cima se lee el tiempo venidero
sobre el palacio Ocho Venado Garra de Jaguar,
estrellas, nubes y vientos repletos de grafías
discurrirán en el silencio frío de la noche.
Lorenzo Hernández Ocampo
(Poeta mixteco)
El discurso es una conformación. La relación entre dominador-dominado es un discurso, es un sentido construido para entender cómo funciona el mundo que hemos configurado. Por ello, la lucha de poder es la lucha de sentidos. Ante un hecho, se abren múltiples interpretaciones, el que decide al ganador o perdedor, es el que ejerce la autoridad de lo que debe ser dicho, pero no significa que elimine al que se pretende ocultar.
El discurso se escinde cuando la explicación de un hecho involucra lenguajes dispares, uno de los cuales parece estar por encima del otro. Así, el segundo persigue el impulso imaginario del primero, creando situaciones sui generis sobre el entendimiento del fenómeno u objeto; al tratar un fenómeno social, el problema se profundiza cuando tiene un efecto determinado en la acción misma que combate o contrapone. Con ello, el objetivo de esta disertación es analizar las dislocaciones epistemológicas que surgen del contenido de la expresión en la segunda lengua (español) por los indígenas y el discurso producido por los hispanohablantes.
Ahora bien, ¿por qué estudiar el discurso indígena, forma singular, cuando los pueblos originarios se distinguen por la pluralidad lingüística? Esto no es un problema en el método de estudio, tampoco es una falta de rigor, se trata del idioma en el que es expresado: el español. Igualmente, por ello, se propone el concepto “discursividad” más que el discurso.
Entiéndase la discursividad como el flujo constante de un río que se extiende a través de las montañas, que si bien, se alimenta de varios manantiales, estos llegan al mismo por diferentes cauces, así, la discursividad es la que se conforma de varias lenguas maternas, las cuales al traducirse en español corren paralelas sobre un mismo río. El esfuerzo para analizar la discursividad indígena se concentra en el segundo idioma, pero tiene claro que no puede desdeñar el fondo, cuya naturaleza se define por las diferentes lenguas originarias que le dan un sentido particular.
Para el presente trabajo desgloso sólo una pequeña reflexión de una indagación más amplia sobre los discursos, que se abre con la pregunta: ¿cómo el planteamiento dominador-dominado implica en la discursividad indígena? Dicha exploración me permitirá dar un acercamiento general al vínculo entre lenguaje y ruptura epistemológica, o bien, las dislocaciones epistemológicas que surgen entre dos lenguajes dispares. Cabe indicar que, parto del supuesto que las sociedades originarias se han transformado, aun cuando mantienen una base de su pensamiento milenario.
Jeremy Refkin abre uno de los capítulos de La era del acceso de la siguiente manera: “Los grandes cambios históricos, aquellos que realmente modifican nuestros modos de pensar y actuar, se van introduciendo sigilosamente en la sociedad. Un día advertimos que todo lo que conocíamos ya es pasado y, de repente, nos encontramos en un mundo completamente nuevo” (2002, p. 187). Cualquier individuo, cultura, sociedad o nación descubrimos, al voltear hacia atrás, que hace mucho que hemos cambiado, asimismo, damos cuenta de lo que seguimos defendiendo. Los miembros de los pueblos originarios, como las naciones, no son la excepción.
El aceleramiento del tiempo puede ser un efecto actual de la acumulación de capital, cuya lógica nos copele a actuar de forma rápida si no deseas que el sistema te devore, pero el cambio está ahí, aún sin la velocidad. Efectivamente, un día volteamos y nos damos cuenta de nuestra transformación, aunque en ocasiones la neguemos. Y la negación tiene sus propios motivos. Es entonces que los motivos de la negación nos hacen preguntarnos ¿por qué? Las transformaciones se dan, desde diversos planos y grados. Al decir: “pueblos originarios”, aquí “originario” no es lo “original” que remite al pensamiento pre-hispano, sino que hace referencia a un lugar, al lugar del enunciamiento.
Al hablar de un discurso indígena, es confrontarlo con el discurso de sus alteridades, y más allá de dar cuenta sobre cómo nos hemos transformado, es detectar de qué modo esta transformación nos condiciona para actuar, de qué manera nos modulamos a partir del lenguaje y las construcciones de sentidos:
“Toda reflexión científica, de manera abierta u oculta, se realiza a partir de ciertas concepciones, sea sobre la realidad, sobre qué significa conocer y cómo alcanzar conocimiento, sobre la relación individuo-sociedad y muchas otras. Ellas definen el horizonte de visibilidad de la reflexión, los problemas y preguntas que se plantea, lo que ilumina y lo que queda a oscuras”
(Osorio, 2004, p. 11).
A partir de una nueva lectura y resignificación del mundo, podemos comprender los ocultamientos que ha dejado la imposición de una lengua sobre otra.
Publicado: Matías Rendón, Ana. “El discurso de la dominación en la discursividad indígena” en Sincronía. Revista de Filosofía, Letras y Humanidades, Año XXIV, Número 78 julio-diciembre 2020, Universidad de Guadalajara: 641-671. El artículo se encuentra en línea en la página de la revista de la UdG o lo puedes leer en el siguiente enlace: