Imagen Racismo en México

En los últimos años en el país está surgiendo el debate: ¿existe o no el racismo en México? Para algunos se trata “sólo” de clasismo, pero pocos ponen atención en que este clasismo deriva de las desigualdades históricas atravesadas por el color de la piel, sobre todo, contra ciertos sectores, como el indígena y afrodescendiente.

El concepto de racismo

El significado del racismo, según la Real Academia Española (RAE), el Consejo para Prevenir la y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (COPRED) y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial es:

una doctrina e ideología basada en la exaltación del sentido racial de un grupo ético en el que se rechaza y se excluye a otro por razones del color de piel, origen étnico o lengua, por la cual no hay una base científica, pero que motiva a la persecución y discriminación de forma sistemática.

Esta ideología del racismo ha contribuido al genocidio de pueblos, la injusticia social y la erradicación de manifestaciones culturales. El origen de superioridad ha marcado la historia mundial, de tal manera que seguir manifestando esta conducta acarrea riesgos muy peligrosos.

Cabe indicar que el racismo también ha ido cambiando de significados a lo largo de la historia; por ejemplo, la esclavitud no siempre estuvo basada en aspectos raciales, sin embargo, en América contribuyó a que uno y otro concepto se volvieran complementarios para comprender el racismo. 

Para entender el racismo hay que partir de la base, ¿existen las razas? Las razas humanas no existen, pero existen las ideologías que lo sostienen. Para comprender porque hoy día se habla de racismo debemos atender la historia.

Imagen Racismo Conapred

Historia del racismo

Para la historia moderna, el racismo comienza en la Edad Media, cuando el concepto era utilizado como el estatus de la nobleza, basado en el linaje, es decir, en la sangre de familia, y no estaba relacionado con el color de la piel.

Después se usará como parte de los usos de comunicación para dar cuenta de otros grupos que no compartían dicho linaje, hasta extenderse a lo que hoy reconocemos como grupos étnicos. Así, en los virreinatos se reconocía a la raza indígena como diferente a los peninsulares (es decir, españoles).

Es hasta el siglo XVIII cuando las ideas del naturalismo le confieren un aspecto biologista al racismo para dar cabida al término basado en una ideología política y social, en el que se relacionaba el color de la piel con el estatus social.  A partir de entonces, en el lenguaje de las ciencias se arraigó la idea de la blanquitud como raza superior.

Es en el siglo XX cuando se irá cambiando un poco este planteamiento, para señalar que ya no hay bases científicas para sostener las desigualdades por razas humanas, sin embargo, nace el concepto de “etnia” para indicar las diferencias en grupos humanos que siguen basándose en aspectos raciales. Lo que queda claro es que es una ideología o doctrina que sostiene la superioridad de un grupo sobre otro. En consecuencia, raza y etnicidad están estrechamente relacionados.

Tipos de racismos

En la historia humana hay varios ejemplos de los diferentes tipos de racismo que se han ejercido. Todas muy peligrosas y vergonzosas. En América la idea de racismo es ampliamente aceptada para los Estados Unidos, sin embargo, en Latinoamérica ha costado más trabajo aceptarlo, debido a los procesos históricos y en la construcción de las narrativas nacionales del mestizaje, y en el caso de Argentina, por la negación sobre los indígenas.

En el último siglo la higiene racial fue un discurso para el apartheid en Sudáfrica, un acto que fue de los últimos oficiales, sin embargo, las prácticas racistas siguen existiendo. El racismo institucional es aquel que es promovido por el gobierno o Estado, con el fin de mantener a grupos étnicos sometidos y excluidos, como fue el caso de Sudáfrica y Estados Unidos.

El racismo es muy complejo y para grupos que no pertenecen a los involucrados puede parecer que no existe el racismo, sino que sólo es una forma de discriminación. El concepto de discriminación, según CONAPRED: “es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo”, el cual puede estar basado en la apariencia racial, pero que involucra otros aspectos. Y, aunque fuera discriminación, también es una actitud que debe ser erradicada.

La persecución de los nazis contra los judíos fue un acto racista y genocida, respaldado por las instituciones oficiales. Si bien, en Latinoamérica se puede entender que ambos grupos pertenecen a grupos “blancos” por la forma en cómo las naciones fueron construyéndose, en Europa y, propiamente, Alemania, determinó las diferencias en la raza, religión y cultura que permitían la persecución a este grupo. Algo similar lo podemos encontrar en el genocidio de Ruanda cuando se intentó exterminar a la población Tutsi por parte del gobierno Hutu.

Hay otros tipos de racismo no reconocidos pero promovidos por los Estados, en el cual se niega los derechos a ciertos grupos, o bien, aunque estén legislados, son ignorados. En esta categoría entran varias formas: por ejemplo, los grupos afrodescendientes a quienes les son negados sus derechos de identidad y territorio, aunque tengan legislaciones.

La xenofobia también es una acción muy selectiva, se le tiene miedo y aversión a ciertos grupos extranjeros que tiene que ver con sus orígenes étnicos. En México tienen mejor trato los extranjeros de origen europeo que centroamericanos.

Racismo no es lo mismo que discriminación racial

Del racismo científico al racismo étnico, muchas prácticas se sostienen, sólo ha cambiado la forma de referirnos a los grupos, pues las diferencias etno-culturales se siguen viendo como innatas. Ahora bien, el racismo no es igual a la discriminación racial, pues la primera se sostiene por las relaciones de poder, es decir, por un orden que proviene del poder que el Estado mantiene.

Todos en algún momento podemos sufrir de discriminación racial, pero no todos sufriremos el racismo, pues el racismo es una acción sistemática sobre ciertos cuerpos y pueblos. Por ello, se señala que el racismo inverso no existe. Pues las personas con privilegios pueden sufrir en alguna ocasión discriminación racial por parte de los grupos subalternos, pero no serán vulnerados en sus derechos. Una persona que sufre racismo no lo recibe de forma ocasional, sino de manera cotidiana.

Imagen Insultos por color de piel

Por ello, a ciertos grupos se les llama “vulnerables”, como a los indígenas, que al hablar sólo su lengua materna y no la lengua de la sociedad nacional no puede acceder a servicios, incluso a la justicia. Los indígenas para poder estudiar requieren hablar la lengua nacional (español, portugués o inglés). Los indígenas son obligados a dejar sus vestimentas tradicionales si desean emplearse en las ciudades, no reconociéndoles su derecho a respetar su cultura. Igualmente, son señalados en los espacios públicos y segregados en varios lugares en los que se les impide entrar. En México, también existe el racismo, para conocer más puedes ir al artículo “El racismo contra indígenas“.

Las lógicas actuales del racismo se sostienen por la explotación a grupos étnicos que casi siempre están empobrecidos, así como el exterminio para obtener los recursos naturales de sus territorios cuando no ceden a venderlos por precios ridículos. Este racismo sigue manteniendo la supremacía de los grupos en el poder, la exclusión de los grupos étnicos, la discriminación social, el genocidio o exterminio de pueblos, ya sea de manera oficial o velada.

Todos somos mestizos

Cada que en México se habla de racismo saltan dos ideas generales: “No puede haber racismo porque la mayoría somos morenos” o, bien, “es que en México todos somos mestizos”, lo que da lugar a otras frases épicas como: “yo soy moreno y nunca me han discriminado”, “los que se quejan son unos resentidos”, “mejor deberían echarle ganas”, entre otras más. Lo cierto es que en el país no todos son morenos ni todos se asumen como mestizos.

Lo primero que debemos entender es que si bien, una gran parte de la población es morena, hay de morenos a morenos. Algo que lo vivimos de manera cotidiana pero pocas veces nos detenemos a reflexionar, porque en nuestro día a día no confundiríamos a una persona morena cuyos orígenes son mediterráneos con una persona indígena.

Hay diferencias y nosotros las conocemos muy bien, tanto que lo que más se busca al describirse como moreno es deslindarse de lo “indígena”. Es así que el racismo está presente, aunque lo neguemos. En México por ello es habitual señalar nuestro nivel de morenitud, es decir, nos dividimos en morenos claros, apiñonados, morenos (a secas) y muy morenos para referirnos a los afrodescendientes.

Sí, el racismo y la discriminación no son lo mismo, pero pueden coincidir en ciertos elementos. Hay que considerar que el mestizaje entre españoles e indios es un mito fundacional de la nación mexicana. Los mestizajes, en realidad, son entre personas con diferentes orígenes y no sólo entre españoles e indígenas: hay mestizos de distintos grupos étnicos.

Un poco de historia sobre el racismo en México

El antecedente en México proviene de la época de la Nueva España, en donde había una diferenciación por la apariencia física, entre los “naturales” y los “peninsulares” (que eran los vocablos habituales de aquel tiempo), después se fue complicando el panorama, pues con la llegada de personas esclavizadas del hoy contienen africano se diversificó esa apariencia y los orígenes también fueron variando.

De esta manera los españoles nacidos en América fueron conocidos como criollos, aunque ellos preferían el término de “españoles americanos”. Con las diferenciaciones también nacieron los mestizos, que eran los hijos de españoles e indios, más otras formas que se conocen en el cuadro de las castas.

Imagen Castas Nueva España

Ahora bien, desde la Nueva España ya existía la corrupción, así que ser negro, mestizo o indio también era un asunto económico porque se podía comprar un papel en el que se declaraba la “limpieza de sangre” o bien que pertenecías a una “mejor casta” que con la que originalmente habías nacido. El clasismo viene de esa época.

El clasicismo es la idea basada en que las personas con buen estatus económico están por encima de otras, de tal manera que su privilegio se basa en este estatus, en el que la raza puede pasar a segundo término, siempre y cuando la sociedad se lo permita, pues en algunos lugares el clasismo está ligado al racismo sin dar cabida a dudas.

La limpieza de sangre tenía que ver con no tener sangre judía o mora, pues los peninsulares o españoles estaban en guerra contra estos. Así que importaba mucho que la religión que se profesara sólo fuera la cristiana-católica. En cuanto a declararse de otra casta, un ejemplo muy significativo lo encontramos en José María Morelos y Pavón, quien era reconocido legalmente como español, cuando en realidad era mulato.

En el siglo XVIII con las ideas biologistas europeas que clasificaban según las razas y las tierras que se habitaban, resultó que los negros e indígenas estaban abajo en la cadena civilizatoria y del progreso. Recordemos que este planteamiento cientificista fue rebatido hasta el siglo XX.

Dado las colonizaciones que sufrieron los continentes americanos y africanos, los negros como los indígenas terminaron mal parados. Así, sólo unas cuantas personas pudieron escapar del estigma, debido a las fortunas de sus familias. En México, algunos indios pasaron a formar parte de la nobleza del virreinato y algunos africanos llegaron junto a los conquistadores españoles como soldados, sin embargo, la generalidad fue clasificar a las personas de acuerdo con sus orígenes.

El color de piel y el aspecto físico debido a las prácticas culturales fueron las formas más obvias para la diferenciación. Y como las ideas acerca de la raza superior e inferior se fueron adoptando en Latinoamérica y México, todas las características negativas se aplicaban a los indios y negros.

¿Te has puesto a pensar por qué en México se dice que los indígenas viven en el atraso o que son unos salvajes? ¿O que los negros son exóticos y por lo tanto les conferimos un halo de misticismo? Los imaginarios sobre indios y negros provienen de los prejuicios de españoles y europeos. En alguna diatriba de fil-o-sofías, lo describí con más detalle.

En México se niega el racismo, pero existe

No faltan los que dicen: “yo me siento orgulloso de ser moreno”, pero sin serlos, es decir, propiamente son de tez clara. Esta declaración no significa que se esté comparando con una persona morena o indígena, sino que es una frase que se incrusta en las narrativas nacionales del mestizaje: ser moreno es sinónimo de mestizaje, por lo tanto, de lo mexicano.

Imagen Racismo en México

El problema del mestizaje mexicano es que enarbola la idea de que provenimos de españoles e indios, pero es mentira. En realidad, no hubo tanta mezcla, pues a los peninsulares los ponía en una escala inferior. Los matrimonios aceptados entre estos dos sectores era cuando la mujer u hombre ostentaba un cacicazgo y heredarían buenas tierras.

En el “pueblo bajo”, como se conocía a la población que era pobre, se mezclaban africanos, mulatos, indios, cobrizos, mestizos, etc. También es cierto que muchos españoles, criollos o blancos abusaban sexualmente de las mujeres, por lo que en la mente de los mexicanos quedó la idea del mestizaje, aunque era la violación a las mujeres de los pueblos.

En cuanto a los negros o afrodescendientes en México, incluso se les ha negado su existencia con frases como “en México no hay negros, hay morenos muy morenos y prietos,”, o “en México no hubo esclavitud, y si la hubo no fue como en Estados Unidos”, o “los esclavos eran bien tratados”.

En México las élites económicas se distinguen por ser en su mayoría personas de tez clara, esto se debe a que en la transición del virreinato a la nación, fueron los criollos los que se quedaron con el poder, aunque hubo mestizos que por su posición económica o bélica pudieron acceder a puestos de mando. Esto es lo que ha provocado que se piense que en México hay clasismo y no racismo.

Otra idea que ha servido para negar el racismo es que: “México tuvo un presidente indígena”, pero que Benito Juárez lo fuera, no significa que México no sea racista, sino que las condiciones bélicas del siglo XIX permitieron que sucediera.

En el siglo XIX cuando los padres de la nación estaban formando la república, crearon el mito de que México y los mexicanos era la mezcla de españoles e indios, excluyendo a los mismos indígenas de la narrativa de la nación, porque decían que los mexicanos provenían del imperio azteca (¿y los otros pueblos?) y de un pasado glorioso que nada tenía que ver con los indios actuales que vivían en la miseria (¿?).

Pero si los indios habían sido desplazados, los afrodescendientes fueron negados, porque simplemente habían sido borrados del panorama y de la historia. Además, estos grupos (españoles, indígenas y africanos), no son los únicos que nos dan nuestros orígenes, hay otros grupos que han formado y dan forma a la nación, como judíos, chinos, coreanos o menonitas. En el siglo XX simplemente quedarían ocultas las diferenciaciones. Comenzamos la negación de lo evidente.

Entre morenos, mestizos, personas de tez clara, entre mexicanos, estamos fomentando el racismo cuando negamos las identidades de otros grupos, cuando asumimos que todos son mestizos.

Entre indígenas también hay diferencias, pero por razones sociohistóricas estamos acostumbrados a verlos a todos iguales, cuando entre mayas, zapotecos, chontales, mixes, rarámuris hay muchas diferencias, además no son parte de nuestro pasado, sino que son parte de nuestro presente y tienen su propia identidad.

Si tú has dicho que todos somos mestizos, deberías repensar el racismo, porque estás negando a los indígenas y afrodescendientes que luchan por ser visibilizados. 


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