El IMSS te deja morir, aunque PISA es igual. En este país, sólo si tienes dinero para enfrentar la enfermedad vives, de lo contrario…
Una experiencia con el IMSS
Claro que hay desabasto de medicamentos. En nuestro caso familiar, a lo largo de once años, por un tratamiento de Insuficiencia Renal Crónica (IRC) en etapa terminal hemos batallado por Micofelonato, Sirulimus, Ciclosporina, Sevelámero, Eritropoyetina, entre otros, en el IMSS. No es exclusivo de este gobierno, también de los anteriores, ¿la diferencia? Es que este gobierno lo ha negado, nos ha acusado de estar en contra de la presidencia, lavándose así las manos para solucionar el problema.
Bueno, esto ha sido en el caso de los medicamentos, pero hay otro tanto en la atención. Actualmente, se supondría que debemos estar en proceso de algo que se llama “donación de riñón de manera cruzada”, pues hemos agotado las otras formas de tratamiento en donación de riñón. Aquí ha sobrevenido otro viacrucis. El Hospital de la 48 del IMSS, que se encuentra en Azcapotzalco, ha señalado que no lo pueden realizar, mandándonos a la Raza, el cual nos ha devuelto a la 48. Esto ha pasado en 3 ocasiones.
En la última vez, hemos pedido una explicación, más allá del “es que aquí no atendemos a los de la 48”. La señorita que nos atendió en la Raza nos replicó que ya no se practicaban dichas operaciones porque eran muy caras. Sí, así tal cual, son muy caras las operaciones y el gobierno ya no las autoriza. Pues, ¡cómo, si se requiere dinero para la corrupción!
Las donaciones de riñón, y cualquier órgano humano, han sido difíciles en nuestro país por la falta de personas donadoras. La gran mayoría se sostienen por los familiares. La segunda por donación cadavérica. En 2024, de acuerdo con las cifras del gobierno, existen 20,209 personas en espera de un trasplante, de las cuales, la mayor parte es para trasplante de riñón: 16,751. Es decir, lo cual es obvio, hay un alto porcentaje en situación vulnerable que el gobierno no pretende apoyar.
El trasplante de riñón de manera cruzada fue algo que nos permitía a familiares aptos, pero incompatibles con nuestro paciente, donar a otra familia y dicha familia hacerlo con nosotros.
Los riñones pueden fallar por varios motivos, ni siquiera es necesario que seamos nosotros quienes lo “echamos a perder”. En nuestro caso, jamás nos explicaron la cuál fue la razón de la enfermedad, uno de los médicos aventuró a señalar que los riñones de nuestro paciente no habían crecido.
Ante la situación de que ya no había más qué hacer, nos incluyeron en la lista de la espera de la lista de espera para donación cadavérica (leíste bien, no fue una repetición involuntaria, es la lista de espera de la lista de espera). Por supuesto, entregamos los documentos necesarios. Conocemos el caso de M., un amigo, quien enfermó de niño, actualmente, es un joven de 30 años que lleva en espera 12 años en la lista.
Lo que también hice fue quejarme en la red social de X (Twitter). El IMSS contestó con presteza y señaló que me atenderían. Eran tan amables, que parecía imposible. Exactamente, fue imposible. Me llamaron por teléfono asegurando que las operaciones de manera cruzada no se habían cancelado y que nos darían seguimiento. ¿Cuál fue su seguimiento? Ninguno, incluso en su plataforma y por mensaje señalaron que ya nos habían atendido. Mentira. Jamás sucedió.
Ante mi reclamo, abrieron otro folio de atención, para que también me ignoraran. Luego, muy quitados de la pena, me invitaron a llenar la encuesta de satisfacción. No contesté y les hice saber mi molestia, pero seguían insistiendo para que respondiera. Para ese momento, ya estaba más allá de la molestia. Incluso les mencioné que estaba a punto de decirles una majadería. Unos días después salió el comunicado de Sheinbaum que mostraba “la satisfacción de l@s mexican@s con los servicios de salud”, y al IMSS Bienestar con el 58% de aprobación.
Sí, entendí por qué la insistencia para que contestara la dichosa encuesta, para legitimar a un gobierno corrupto y a su próxima presidenta. Esto fue una mentada para todos quienes hemos padecido el sistema de salud público.
PISA: Farmacéutica del monopolio
Y si ahí parece quedar la cosa, pues no. Ahora debemos lidiar con PISA.
Resulta que el 9 de mayo debían llegar las cajas de diálisis, pero no. Los repartidores señalaron que hablaron por teléfono y nadie contestó. El día es significativo, pues es parte de la ola de calor que hemos tenido en el país. Y justo he leído que la ola de calor ha afectado a las telecomunicaciones y energía (por supuesto a la salud). Se supone, PISA tiene 3 teléfonos registrados, 2 de ellos de celular. Se comunicaron, dicen, a los 2 teléfonos de celular.
Puedo darles la razón de que quizá no se pudieron enlazar las llamadas a celular, por lo de la ola de calor, pero no, que no contestáramos, pues 1 día de cada mes, recibimos las cajas y estamos preparados para ello.
Nunca nos había pasado en los años que tenemos con el tratamiento de diálisis, más o menos, 4 años en dos periodos diferentes. Es que, verán ustedes, quiero mucho a mi paciente, así que, somos como relojitos, atentos a las fechas de entrega. Quienes vivimos en estas situaciones entendemos lo que significa recibir el medicamento. Por cierto, a la señorita de PISA le señalamos que pusieran el teléfono de casa como primer contacto.
En el mismo día 9 de mayo, la señorita del teléfono 8006238199, que seguramente, será de un callcenter, dijo que habláramos al siguiente día para reprogramar. Lo hicimos y dijeron que no, que regresáramos la llamada el lunes. Lo hicimos, y dijeron que el martes 14 de mayo irían a entregar. No fueron. Llamamos y la señorita dijo que los repartidores habían ido a las 2.59 pm pero que no los habían dejado entrar en el edificio. Tenemos cámaras de vigilancia, revisamos y fue mentira.
Luego PISA dijo que sólo habían llamado y que no contestamos. No tenemos llamadas perdidas, ni en la casa ni en los celulares. La señorita enfatizó que ya no nos llevarían el medicamento y que fuéramos al IMSS.
Acudimos a la Raza. La enfermera habló a PISA, el encargado mencionó que ya no se podían entregar, que esperáramos dentro de un mes. Solicitamos a la enfermera que nos diera cajas de diálisis, pues, en años anteriores, el IMSS daba el medicamento cuando le faltaba al paciente. Ahora ya no dan cajas porque el IMSS está en desabasto.
Es bastante curioso cómo AMLO ha señalado la corrupción que existe en PISA, pues tienen un monopolio con los medicamentos, ¡además se les multó!; sin embargo, por otro lado, el IMSS sigue manteniendo contratos con esta empresa, incluso PISA tiene el reconocimiento del IMSS. Nuestra salud está en manos de farmacéuticas que lucran y, obvio, les importa poco quiénes mueran mientras ellos ganen toneladas de dinero. ¡Y ni digamos de los funcionarios y políticos que se benefician de esta corrupción!
Ahora bien, ya no sólo estamos ante merced de políticos y empresas mercenarias, sino ante personal que, igualmente, no hace su trabajo bien. Pues alguien en PISA miente, repartidores o la señorita de atención a pacientes. Lo peor es que, no se hace nada para que también el personal haga lo que debe de hacer, sin jugar con la vida de las personas. Es quizás un círculo vicioso, porque tal vez los empleados están bajo carga de trabajo muy pesadas y con salarios ridículos, por lo que les vale que nuestros enfermos empeoren.
Así, los pacientes no sólo deben enfrentar las condiciones de su salud, sino luchar contra las enfermeras, médicos, administrativos, que los tratan pésimo, además contra todo un sistema de salud que se aleja de esa utopía que sólo existe en la cabeza de AMLO que dice que prácticamente estamos cerca de ser Dinamarca, o que según la candidata presidencial Sheinbaum, hay un alto índice de satisfacción en la atención del IMSS.
Los empleados también son víctimas de este sistema, quizá en algún momento, enfrentarán estas dificultades, pero no están conscientes de ello. Empleados de la farmacéutica, médicos, enfermeras, personal del IMSS y nosotros nos enfrentamos, a veces, ya no de formas amables, mientras los que verdaderamente están ganando, viven como si nada. Los directivos, gerentes y políticos sólo nos ven, a quienes protestamos (porque se nos va la vida de un ser querido) como unos estorbos.
México sin salud
El Seguro Popular y, ahora, el INSABI nunca han cubierto todas las enfermedades, quienes mejor lo sabemos, somos quienes hemos estado en el abismo de las peores situaciones económicas. Las personas de bajos recursos son quienes mayor padecen estas dificultades, por varios motivos. El IMSS Bienestar no parece ser una mejor solución.
Una buena parte de los trabajos son informales, locales y comercios sin registros, y aún cuando son micro y medianas empresas no cumplen con las prestaciones de ley.
Si los padres del enfermo tienen seguro, el paciente puede acceder al servicio, pero sólo hasta la mayoría de edad, si no lo tienen… bueno… y… si es adulto sin servicio médico, el asunto se complica.
Antes, podías ir a comprar el seguro del IMSS, pero estábamos sujetos a la voluntad de la persona que recibía la documentación. Ahora te puedes dar de alta como trabajador independiente de una manera más sencilla, lo cual sí es favorable, aunque resulta que no te dan toda la atención en el seguro, sino hasta después, o eso dice el personal administrativo.
Sortear todo lo que implica una enfermedad cuando no tienes recursos económicos es una maldita angustia, los medicamentos son muy caros. Por ejemplo, el Sirulimus tiene un costo de 10 a 12 mil pesos, el Micofelonato tiene un valor aproximado de 2mil pesos, la caja de diálisis que requerimos, su precio va de los 350 a los 700, por cada una.
Se utilizan 2 bolsas al día, cada caja trae 3 bolsas de solución, es decir —y vamos a usar el promedio de 500 pesos, para la operación—, que requerimos 20 cajas para un mes: 500 x 20 = 10, 000 pesos mexicanos. A parte de la solución, también se necesitan los casetes, el limpiador y los cubrebocas. Así, los diez mil se incrementarían.
Un enfermo requiere en promedio 5 a 12 tipos de medicamentos diferentes. El salario mínimo mensual anda en $7,468 pesos. El salario mínimo, lejos de lo que parece en estadísticas, es para unos cuantos de la clase trabajadora, quienes trabajan de manera independiente y los que están empleados de manera informal, pueden ganar 1,000 pesos a la semana. En cualquiera de los casos, no se puede cubrir los gastos de los medicamentos. La Farmacia del Bienestar tampoco sirve.
En los años que llevamos lidiando con el IRC, sabemos que al apoyo familiar es crucial, somos la familia quienes luchamos, porque nuestros enfermos ya están pasando por mucho. También a lo largo de los años, hemos atestiguado casos muy tristes. La pandemia nos dejó más vapuleados. Muchos fallecieron porque se les dejó de dar atención, dado que se volcó el cuerpo médico a los pacientes de COVID.
Recuerdo, a una mujer joven, que vivía en nuestra colonia, tenía dos hijas, trabajaba de empleada, rentaba un cuartito, sin seguro médico de ningún tipo, murió al mes de que se le detectaran la etapa terminal. Nuestro antiguo vecino, un joven menor de treinta años, igual sin seguro social, falleció a los pocos meses (estaba en etapa 2). Una amiga en hemodiálisis debe vender comida en la calle, con todo lo que implica dicho esfuerzo, pues no puede obtener ayudas del gobierno ni becas, tampoco le quedan redes de apoyo.
Este maldito sistema no favorece a la gente sin dinero, por ello, es una majadería que las autoridades nos den largas, o nos usen en sus encuestas, o nos ignoren. Un día, una semana, un mes hace la diferencia, para que tu ser querido siga vivo.
Mucha gente vive en el filo del puro terror. Y eso que sólo hemos hablamos de números en los medicamentos, pero si atendemos todas las implicaciones:
- dietas especiales (costos de dichas comidas, tiempo de preparación),
- cuidado del enfermo (alguien debe quedarse en casa),
- el tiempo y dinero para los traslados al hospital,
- el material que se necesita en casa (los costos de dichos materiales, más la casa misma, sobre todo cuando la gente renta o vive en un sólo cuarto y no hay condiciones óptimas),
- los tiempos de hospitalización (que a veces son muy largos y en los trabajos no te dejan faltar tanto, las comidas en la calle), etcétera.
Ya ni digamos si no se habla el español o si se vive lejos de los servicios de salud con especialidades.
Y, ¿si es la madre o el proveedor quien sostiene el hogar económicamente el que se enferma? ¿Y si no hay nadie más quién cuide al enfermo?
En el artículo “Análisis comparativo de los costos en diálisis peritoneal y hemodiálisis en una unidad de tercer nivel” (1997) realizado por Schettino, Otero, Rodríguez et al, se realizó un estudio sobre los costos directos e indirectos de diálisis, por mes y año, en las alternativas de diálisis en el Departamento de Nefrología del Hospital La Raza del IMSS, en el que se tomaron los precios institucionales. Los resultados indicaron:
En relación al costo final la diálisis peritoneal continua ambulatoria tuvo un costo de $67,315 pesos por paciente y por año ($8,489 dólares). El uso total de las otras alternativas fue: diálisis peritoneal intermitente mecánica $155,340 pesos ($19,588 dólares); hemodiálisis $173,352 pesos ($21,861 dólares) y diálisis peritoneal intermitente manual $190,291 pesos ($23,996 dólares).
Vol. 18 Núm.4. Octubre-Diciembre 1997 Pags. 147-152 Nefrol Mex 1997; 18(4)
Los costos ha subido desde finales del siglo XX al XXI, pero las condiciones no han mejorado.
Durante años, durante sexenios, las familias hemos luchado y protestado, a veces de manera individual, otras de forma colectiva, por la salud, no sólo de nuestros pacientes, sino por los que vienen, pero es una lucha ardua. Facebook, por ejemplo, cierra los grupos donde los enfermos pueden intercambiar medicamentos, porque se presta a “tráfico de medicamentos controlados”, pero ¿qué otra cosa queda cuando no hay dinero suficiente y hay desabasto de medicamentos?
Nos ha tocado ver cómo gente de diferentes estados se trasladan para encontrar un medicamento. Esto, por supuesto, se vuelve una red de apoyo mutuo entre personas desconocidas. Pero no sabemos hasta cuándo se pueda sostener… También considérese que quienes acceden a este tipo de recursos son quienes tienen conocimientos de internet, acceso a una computadora o celular con internet y, lo más importante, deben saber rastrear esos grupos.
Es cierto también, que a veces podemos encontrar médicos, enfermeras y administrativos del IMSS, como empleados de farmacéuticas que ponen su granito de arena para apoyarnos, pero que se entienda bien, no es por parte del gobierno ni de la empresa, sino por un gesto humanitario personal, los cuales son los menos. Ojalá también pudiéramos contar con más de ellos.
Todos los enfermos requieren de una atención pronta y completa, no basta con un apoyo fortuito de un día, sino un sistema de salud eficiente.
Por lo pronto, ¿la impotencia es todo lo que nos queda? No deseo responder esta pregunta, prefiero seguir peleando por un sistema eficiente, aunque seamos unos locos acusados por el gobierno y las empresas. El amor a nuestros seres queridos lo exige.
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