Portada El Llano en llamas, Juan Rulfo

“El llano en llamas” de Juan Rulfo

El llano en llamas de Juan Rulfo es un libro que actualmente tiene 17 cuentos, sin embargo, en su primera edición de 1953, fue publicado con 15. Este libro se fue gestando entre los años de 1936 a 1946, pero fue una recopilación posterior a la publicación de algunos cuentos en las revistas América y Pan.

Portada El Llano en llamas, Juan Rulfo
Portada El llano en llamas de Juan Rulfo

La revista Pan de Guadalajara –hecha por Juan José Arreola– le publicó a Rulfo “Nos han dado la tierra” y “Macario” (números 2 y 6, en julio y noviembre de 1945, respectivamente) […] En 1950 América publicó en su número 64: “El Llano en llamas”. En junio de 1951 se publica en América (número 66): “¡Diles que no me maten!”, [1] que según Sergio López Mena, “es el que más le satisfacía”[2], y así se concluye la serie de cuentos publicados en estas revistas antes de reunirse El Llano en llamas.

En 1955 se publican “El día del derrumbe” (México en la Cultura, núm. 334) y “La herencia de Matilde Arcángel” (Cuadernos Médicos, núm. 5); y Metáfora también lo publica (núm., 4) con el título “La presencia de Matilde Arcángel”. Estos dos cuentos se agregaron a partir de la novena reimpresión –de la colección Popular del Fondo de Cultura Económica– de 1970, edición en la cual se suprimió “Paso del Norte”.[3]

¿Por qué el tema de la muerte tan recurrente en Rulfo?

Juan Rulfo quedó huérfano de niño a los siete años, su padre fue asesinado por un peón, y su madre también le dejaría cuatro años después, la Guerra Cristera le dejó honda huella en su vida, al ser su familia, víctima de ésta. En sus cuentos no sólo se refleja la realidad de los campesinos, la tierra y los movimientos rurales y sociales, sino la profunda desolación del autor.

De acuerdo con Krystyna Rodowska:

“Hay sólo tres cuentos que abordan directamente el tema de la Revolución: ‘Llano en llamas’, ‘Nos han dado la tierra’ y ‘La noche que lo dejaron solo’. […] La Revolución aparece allí como una fuerza ciega que invade a sus personajes como una inundación, un incendio más, dejándolos descargarse, olvidarse de sí mismos en un mundo de irresponsabilidad colectiva.”[4]

Cabe rescatar el tema del miedo y la muerte en los cuentos de El Llano en Llamas, ¿dos aspectos que Rulfo ha vivido? La muerte está presente en diversas formas. En “¡Diles que no me maten!”, un padre pide en un grito eterno a su hijo para que intermedie por él ante sus verdugos, aunque ya está muerto de miedo, y su muerte física será una consecuencia natural. Algo similar en el cuento “El llano en llamas”, en el que El Pichón oye: “[…] casi en secreto: “¡Sálvame patroncito! ¡Sálvame! ¡Santo Niño de Atocha, socórreme!”.

Imagen Juan Rulfo
Juan Rulfo

La muerte es una recriminación constante, en la “Herencia de Matilde Arcángel”, el padre odia a su hijo después de la muerte accidental de su joven mujer. Pero la muerte también es de la tierra, como en “Nos han dado la tierra”, donde el llano está muerto, ni agua hay, ni los zopilotes vuelan; o como en Luvina, donde la tierra es infértil.

Tal vez, la orfandad es otra muestra de la sombra de la muerte. En “Macario” mientras espera los sapos que no deja dormir a su madrina dice:

“Si tardan más en salir, puede suceder que me duerma, y luego ya no habrá modo de matarlas, y a mi madrina no le llegará por ningún lado el sueño si las oye cantar, y se llenará de coraje. Y entonces le pedirá, a alguno de toda la hilera de santos que tiene en su cuarto, que mande a los diablos por mí, para que me lleven a rastras a la condenación eterna, derechito, sin pasar ni siquiera por el purgatorio, y yo no podré ver entonces ni a mi papá ni a mi mamá que es allí donde están…”

“Macario”, en El Llano en Llamas.

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  • [1] Cf. Roberto Garcia Bonilla, “La grandeza del llano” en Revista de la Universidad de México, no. 68, México, Nueva Época, Octubre 2003, p. 68.
  • [2] Angel Rama, “Una primera lectura de “No oyes ladrar los perros” de Juan Rulfo”. Revista de la Universidad de México. Nueva época. Septiembre 2013, No. 115
  • [3] Ibid., p. 69.
  • [4] Krystyna Rodowska, “Voces de este mundo”, Revista de la Universidad de México, México, Nueva Época, Agosto de 1975,  p. 45.

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