Portada El Bordo

“El bordo” de Sergio Galindo

Portada El Bordo
Portada El bordo de Sergio Galindo

El bordo es la cotidianidad trenzada en el seno de una familia. El presagio está expresado desde la primera página, la niebla provoca la alarma, mientras el ambiente y el clima son acordes con las sensaciones del suspenso. Me mantengo expectante con cada página, pero sólo logro sumergirme en pequeños estados de inquietud; me convenzo, no será ninguna tempestad la que venga. Los pequeños retratos de una familia indignan.

La historia del linaje Coviella, a la cabeza de la tía Joaquina, se desenvuelve en periodos sentimentales con cada miembro de la familia, a la vez que se expresan los prejuicios del abolengo y la raza, las añoranzas por lo viejo y la detención desesperada por lo establecido. Los desenlaces son parcos: Lorenza ve su casa, en la que nunca vivió, la de Los Landeros, de las viejas familias de Xalapa, destruida para convertir el predio en un cine.

Los personajes señalan: “sólo existe Hugo y Joaquina”, a través de sus discusiones tan esperadas y un tanto premeditadas; los demás, secundarios, giran en torno a ellos, incluso las circunstancias se adecuan a sus caprichos.

El alcoholismo se muestra como el cómplice solidario de la maldición y la niebla completa el anuncio de la tragedia, pero el bordo se muestra inocente, Hugo sólo menciona que es ahí a donde siempre va, se lo dice a su esposa Esther, es su escondite:

“Estaban en la cumbre, al bordo de una barranca. Para Esther la primera impresión fue de irrealidad. Sintió que se le daba algo que no podría expresar o retener en palabras, y que esa imagen: esa brecha súbita y profunda de la tierra […] no era sino la imagen de algo ilusorio”.

La fuerza y obligación aprendida en la academia me llevan hasta el final de la novela, en medio del chantaje sentimental de familia. Por mí, abandonaría esta obra inmediatamente.

¿Por qué no sorprende el final de El bordo?

El final muestra la trivialidad del miedo, el cual llega en la forma de un accidente automovilístico en el bordo.

Sin embargo, sólo cuando se cierra el libro puede encontrarse la grandeza narrativa: el bordo, no era ese lugar tan augurado, al que tanto se le temía, donde muere Hugo en una analogía de romanticismo patético al de su padre, sino que era el límite en el que vivían los personajes. Entonces, todo cobra sentido. La niebla en la que no se logra “ver nada a un metro de distancia”, el punto de inflexión de la transformación personal. La metáfora jamás estuvo en el bordo físico de la novela, es decir, la componía, fue la alegoría, pero no era ahí y, sin embargo, estaba ahí mismo, “era algo ilusorio”, “irreal”, como lo dice el mismo Sergio Galindo.


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