El ensayo “El indígena en la historia mexicana del siglo XIX” fue dividido en dos partes y publicado en Sinfín. Debido a la extensión del trabajo tuvo que verse fracturado.
El ensayo escrito entre el 2008 – 2009 reflexiona sobre la imagen indígena entre los intelectuales mexicanos de aquella época y lo representado en los periódicos. En estos años, estaba trabajando sobre el cambio de significado del concepto “indio” en la Nueva España, por ello, exploraba lo escrito en el siglo XIX.
Después vendría el libro La discursividad indígena, en donde estas mismas ideas e imagen indígena se acomodarían en un ensayo más largo que daba cuenta de la transformación, ya no del significado, sino del sentido, un término algo foucaultiano, pero que me sería dado por el filósofo Salvador Gallardo Cabrera, para mover la forma de ver las transformaciones que provienen del lenguaje.
Así en la primera parte del ensayo exponía cómo las élites intelectuales que dieron “patria” a la nación mexicana se expresaban de los “indios” (y “negros”), esa imagen indígena, en un asunto utilitario discursivo. El texto lo publiqué años después.
El indígena en la historia mexicana del siglo XIX (parte 1)
Las élites bien enriquecidas y educadas del territorio de la Nueva España, sin menoscabo de ningún tipo, se veían herederos de los conquistadores, pues sujetos a las creencias sobre los derechos de nacimiento, encontraron las justificaciones y disidencias para el establecimiento económico-político que los regía, y el motivo para sus tertulias intelectuales, que se extenderían allende de los límites virreinales; nació, también en este periodo colonial, los enfrentamientos de castas, que lejos se aminorar con la Independencia, se ocultaron tras el velo libertario.
[…]
La representación de los indios, en las juntas para elegir gobierno durante el interregno de 1808, estuvo determinada por la necesidad de su apoyo [indios] y el rechazo moral; Primo de Verdad, por ejemplo, aspiraba a la unión entre americanos para evitar la rivalidad y los celos: “Entónces se olvidarían los odiosos nombres de indios, mestizos, ladinos, que nos son tan funestos”.[4] Esta unión ansiada por los intelectuales independentistas fue poco aplicable a la realidad. La existencia de los indios era innegable, pero al pretender borrar la diferencia política con un decreto, los criollos no veían la interioridad del escollo planteada en las identidades.
Revista Sinfín, número 6, 2014.
En la segunda parte, describo la imagen indígena como carne de cañón y objeto discursivo de arengas, cuyos calificativos son los que han estado durante la Nueva España, e incluso hoy día se mantienen sin casi variaciones.
El indígena en la historia mexicana del siglo XIX (Parte II)
Los calificativos, o ya si se quiere, el análisis que derrama la clase intelectual del país, a los indios, es desfavorable, y en algunos puntos, es escalofriante hacer notar puntos cuestionables: “estos cortos y envilecidos restos de la antigua poblacion mejicana, pues la opresion en que han vivido tanto tiempo ha escitado en su favor la compasion de todo el orbe civilizado, y aun ha estraviado el juicio hasta atribuir esclusivamente al gobierno español y a la dureza de sus ajentes lo que en mucha parte depende del aislamiento de la raza de que descienden”.[7] ¿Qué representó el indio para los mexicanos en el siglo XIX?
[…] su aspecto es grave, melancolico y silencioso […] a pesar de esta seriedad, sus maneras y modales son suaves, dulces y complacientes: acostumbrado a disimular y hacer un misterio de sus acciones a causa de la larga opresion en que ha vivido, su semblante es siempre uniforme, y jamas se pintan en su fisonomía las pasiones que lo ajitan por violentas que lleguen a ser. Tenazmente adicto a sus opiniones, usos y costumbres, jamas se consigue hacerlo variar; y esta inflexible terquedad es un obstaculo insuperable a los progresos que podria hacer. [8]
Revista Sinfín, número 8, 2014.
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[4] Francisco Primo de Verdad y Ramos, “Memoria póstuma del síndico del Ayuntamiento de México” en Carmen Rovira (Compiladora), Pensamiento Filosófico Mexicano. Del siglo XIX y primeros años del XX, p. 157.
[7] José Ma. Luis Mora, México y sus revoluciones, Vol. 1, p. 62.
[8] Ibíd., p. 63-64.